acompañaría Hassan,
compañero de trabajo de este último), fueron de las primeras inscripciones,
aquellas que todavía valían sobre los 50 euros, de los 85 que se pagaban las
últimas semanas.
Esperábamos ansiadamente poder participar en la Maratón de más
prestigio de España. 31 años de historia había hecho de esta prueba de fondo la
más importante de nuestro país y eso de la empresa Competitor con su Rock & Roll Marathon sonaba tan bien, te
vendían una fiesta en la que conjuga deporte y música por igual, con diversas bandas
locales que actuarían durante el recorrido, llevándola al nivel de otras
promocionadas por el mismo grupo donde obraban 23 ciudades de EEUU, más
Edimburgo y Madrid, por lo tanto tenía todas las premisas suficientes para ser
una buena experiencia en la que sería nuestra segunda maratón. Había que
probarla.
Llegados el sábado a Madrid, tras toda una
semana guardando dieta rica en hidratos, líquidos y demás que te suelen
aconsejar durante la última semana, no contábamos que para un viaje con niños
no existen reglas dietéticas ni de entrenamiento. Así, que la primera parada al
Burger King, hamburguesa con patatas y cerveza, todo el sacrificio semanal al
traste, recarga de depósitos de grasas y proteínas… supongo que a la larga
tampoco debe de influir mucho, al menos a un “corredor del montón” como yo.
Toca recogida de dorsal en el pabellón de
la Pipa, Casa de Campo, de lo de la Pasta Party, ni olerla ni verla, cola
interminable a las 16.00 h. que llegamos para reponer fuerzas en el día antes del acto cumbre.
Hospedados en el hotel y tras un breve
paseo por sus inmediaciones, toca descansar, costaba conciliar el sueño, pues los nervios y la previsión de lluvia y bajas temperaturas durante la carrera estaban en nuestras mentes.
Al inicio del día, a las seis de la
madrugada, desayuno, preparación de bolsa y en taxi los cuatro hacia Plaza de Colón.
Empezaba a palparse el ambiente animado de la multitud, mucho frío para
quitarse las prendas y empezar a calentar, así que nos situamos próximos a los
camiones de guardarropía esperando que se aproximase la hora.
Aquí surgió el primer contratiempo de lo
que se ha atribuido como desastrosa organización, solo doce camiones para
albergar las mochilas de 22.000 personas, y un sistema lento donde el corredor
mostraba su dorsal, le ponían un adhesivo numerado y otro igual para una bolsa
de plástico blanca que habían entregado en la feria junto al dorsal, lento y absurdo,
y de fácil resolución si hubiesen añadido el adhesivo junto al sobre con el
dorsal. Por lo tanto camiones con sus voluntarios desbordados, colas de
centenares de metros y menos de veinte minutos para dar la salida. Al estar cerca y viendo lo que se preveía pudimos con un poco de
picaresca deshacernos de nuestras pertenencias a tiempo y correr hacía los
cajones de salida. Adivinamos y después comprobamos que centenares de
corredores no pudieron entregar su bolsa ni tomar la salida a tiempo.
El sistema de los cajones era compartido
con corredores de la media maratón y el 10 K, absurdo, pero el propósito era
obvio, frente a nosotros y en lo alto un helicóptero se disponía a sacar la imágen con casi 23.000 corredores que servirá para promocionar la candidatura de Madrid 2020. Hecha la foto,
minuto de silencio de rigor por las víctimas del atentado de Boston y sonora
pitada a la alcaldesa de Madrid, tomamos la salida entre la multitud, una masa
de gente que nos acompañaría hasta el km 16 donde quedaríamos solo los atletas del
Maratón.
Sobre el km 9´5 aproximadamente
sabíamos que estarían nuestras familias animando, al paso por ese punto, la
emoción se hace notar, empiezas a asimilar las horas de carrera que te quedan y
la nostalgia de ver a los tuyos de alenta hacía la meta. Parada de rigor, beso
y saludo y seguimos la marcha.
Por aquel entonces ya íbamos
solos Hassan y yo, Raúl y Lucio habían quedado algo más rezagados, debido a la
multitud desde el km 6 ya era imposible adivinar a que distancia se
encontraban, dicha aglomeración de gente te impedía avanzar al ritmo que deseabas,
así que tocaba dejarte llevar entre la gente.
Por el km 17, Hassan me advertía
de unas molestias en la rodilla que le impedían mantener el ritmo, por aquel
entonces sobre 5 min/km, por lo que reducimos ligeramente la marcha, yo por mi
parte sentía unas molestias en el estómago que estuvieron acompañándome desde
el inicio, me urgía un servicio y nunca me había visto en aquella situación
en carrera.
Aprovechando que en el km 20
Hassan tuvo que pararse por el dolor que le infringía la rodilla aproveche para entrar en
un bar e ir al baño, unos minutos de rigor y como nuevo me incorporo al
pelotón, del que una vez aliviado me encuentro con más ganas que nunca… A los
pocos metros me uno de nuevo a la compañía de Hassan, compañía de duraría escasamente un
km al tener que volver a parar este su marcha, me quedo con él por unos instantes,
hasta que decidimos continuar por separado, por aquel entonces todavía quedaban
unos 20 km, le deseo suerte e inicio la carrera a un ritmo cómodo, pese a saber
que todavía quedaba la parte más dura de la prueba con largas cuestas hacía la
meta. Por aquel entonces accedemos al interior de la casa de campo, mi ritmo
estaba por debajo de 5:.00 min/km, podía dar más de sí, pero me asustaban los
consejos que me habían dado sobre los últimos kms de la Castellana.
A la salida de la casa de campo,
una cuesta prominente hace andar a muchos corredores, unido con la gente que
allí animaba que cerraban la vía, dificultaba poder subirla con comodidad,
otros espectadores salían al paso para animar a los suyos o correr junto a
ellos, la gran mayoría de veces sin mirar si entorpecían o sometían el paso de
otros corredores, así que buscando huecos y casi empujando a la multitud pude
salir de allí.
Últimos kms y de subida. Sabía
que estaba cerca y me encontraba de lo más fresco, aumente el ritmo pensando en
bajar marca personal (3:49:11 en Valencia 2012), que lástima el tiempo perdido
durante la primera parte de la carrera, hubiese bordado la carrera.
Últimos metros y entrada a meta, posición
3.907, con un tiempo de 3h 41 min 02 seg, a un ritmo medio de 5:14 min/km,
¡¡¡RETO CONSEGUIDO!!! .
Por fin una vez la medalla en mi
poder toca reponer fuerzas, me dirijo hacía el avituallamiento de meta, donde
existe una cola interminable, ¡increíble!, me tengo que acercar para comprobar
si se trata del lugar donde supuestamente nos tienen que dar líquidos y algo de
sólido o es una oficina del INEM… La gente descompuesta por el cansancio,
protegidos del frío con un recorte de plástico que apenas te cubría la espalda
y una grotesca mujer empujando y gritando a los corredores para que formasen la
cola en formación de uno. Yo al igual que otros tantos desistí de semejante
espectáculo, colas que después a través de los foros hablaban de 45 minutos de
espera, total para recoger un zumo, un plátano y una bolsa de frutos secos, la
cual te daban sin una bolsa o demás para poder depositarla, viéndose a la gente
hacer malabarismos para sujetar dichos objetos, el agua y la “manta” de
plástico.
Me voy al guardarropía, donde
recoger al menos mi ropa de abrigo, otro desconcierto, bolsas con nuestras pertenencias
tiradas por el suelo, sin dueño alguno ni etiqueta, solicito mi número el cual
correspondía a mi dorsal, lo buscan dentro del camión, pero nadie me entrega
nada ni se vuelven a dirigir a mí, lo vuelvo a solicitar a otro voluntario el
cual obra del mismo modo, a la tercera vez y después de esperar un buen rato,
me indican que busque mis pertenencias entre las bolsas que yacen sobre el
suelo, me da la risa, como voy a adivinar cuál es la mía si son todas opacas y
de misma forma y color, aún así la fortuna se apiada de mí, y como mis prendas
a su vez se encontraba dentro de una bolsa gym back verde, cuyo color
se apreciaba por una de las esquinas de la entregada por la organización, puedo hacerme con
ella y abrigarme con mi chándal… otros no correrían la misma suerte en
encontrar sus pertenencias tan rápidamente.
Al rato entraron Lucio, posición
6.021, con 3:57:18 a 5:39 min/km y Raúl, 7.993, en 4.16:40 a 5:44 min/km , unos
minutos después Hassan, posición 9.418 en 4:38:57 min/km.
En total fueron 10.462 finisher, 10.000
más que el año pasado. El vencedor absoluto fue el keniata Francis Kiprop con
un tiempo de 2:10:37, logrando la mejor marca de la historia de esta prueba. En
la categoría femenina se ha impuesto la española Vanessa Veiga después de un ajustadísimo final con un tiempo de 2
horas, 36 minutos y 38 segundos. La pontevedresa adelantó a la etíope Desta
Girma Tadesse, vencedora en 2010 y 2011, a 50 metros de la llegada. Desde que
Josefa Cruz ganó la prueba en 1998, ninguna atleta española había conseguido la
victoria, enhorabuena a Vanessa.
Además de los incidentes
ocurridos en el guardarropía, y aquellas colas interminables para todo, el frío
fue el gran protagonista, provocado numerosas hipotermias sobre todo en los
atletas de élite, menos acostumbrados a las bajas temperaturas.
Por nuestra parte, una vez
finalizado todo y recibidos en el hotel por nuestras familiar, breve paseo por
Madrid, el tiempo no acompañaba a mucho, y el lunes de mañana regreso a casa.
En resumen, carrera bella por emblemático recorrido, buen trabajo de los
voluntarios, desastrosa organización, lo de los grupos musicales dispersados por escenarios durante el recorrido ni le aporta ni le restan nada a la carrera, parece mentira que lleven 31 años dirigiéndola,
y pobre, muy pobre la bolsa del corredor… volvemos a darnos cuenta que esto del
running se ha convertido en un negocio para algunos.
Al día siguiente en Vinilo FM, el
director de MAPOMA, Pedro Rumbao, sería entrevistado echando balones fuera,
como siempre y según él la culpa de corredor, en el guardarropía por no haberla
entregado antes, en las colas del avituallamiento de meta porque según este
algunos corredores parece que van de compras por lo que tardan en coger los
sólidos, y lo de las medallas, las cuales a partir de las cinco horas se agotaron,
quedándose más de 1.500 finisher sin ella, culpa de haber corrido la misma
cantidad de gente con dorsales del pasado año y otros fotocopiados, falso todo ello, pues
mis propios ojos veían como le daban medalla a los acompañantes, hijos y demás
que entraban a meta alentando al corredor, sin comprobar si tenían o no
dorsal, falta de previsión de las medallas que tenían.
Esta, como diría un buen amigo, ya
no nos la cuentan, ahora un descanso y a preparar seguramente la de Castellón.
Enhorabona!! Jo he fet 2 vegades la de Castelló i et puc assegurar, pel que has relatat, que et semblarà un hotel de 5 estreles, en comparació amb la de Madrid. Avituallaments amb isotònica, gels i fruita cada 5 km, patinadors amb reflex, pizza a l'arribada, menys participants... Guarde molt bon record de Castelló i no vaig trobar cap inconvenient.
ResponderEliminarEste any segur que pare per Castelló, m´han parlat molt bé d´ella, a vorer si tenim sort i ens podem coneixer i xarrem.
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