sábado, 4 de mayo de 2013

MARATON DE MADRID (28-04-2013)


     Meses de espera. La mía, así como la de mis compañeros de Club, Lucio y Raúl, (también nos   
acompañaría Hassan, compañero de trabajo de este último), fueron de las primeras inscripciones, aquellas que todavía valían sobre los 50 euros, de los 85 que se pagaban las últimas semanas.                 
     Esperábamos ansiadamente poder participar en la Maratón de más prestigio de España. 31 años de historia había hecho de esta prueba de fondo la más importante de nuestro país y eso de la empresa Competitor con su Rock & Roll Marathon sonaba tan bien, te vendían una fiesta en la que conjuga deporte y música por igual, con diversas bandas locales que actuarían durante el recorrido, llevándola al nivel de otras promocionadas por el mismo grupo donde obraban 23 ciudades de EEUU, más Edimburgo y Madrid, por lo tanto tenía todas las premisas suficientes para ser una buena experiencia en la que sería nuestra segunda maratón. Había que probarla.
     Llegados el sábado a Madrid, tras toda una semana guardando dieta rica en hidratos, líquidos y demás que te suelen aconsejar durante la última semana, no contábamos que para un viaje con niños no existen reglas dietéticas ni de entrenamiento. Así, que la primera parada al Burger King, hamburguesa con patatas y cerveza, todo el sacrificio semanal al traste, recarga de depósitos de grasas y proteínas… supongo que a la larga tampoco debe de influir mucho, al menos a un “corredor del montón” como yo. 
     Toca recogida de dorsal en el pabellón de la Pipa, Casa de Campo, de lo de la Pasta Party, ni olerla ni verla, cola interminable a las 16.00 h. que llegamos para reponer fuerzas en el día antes del acto cumbre.
     Hospedados en el hotel y tras un breve paseo por sus inmediaciones, toca descansar, costaba conciliar el sueño, pues los nervios y la previsión de lluvia y bajas temperaturas durante la carrera estaban en nuestras mentes.
     Al inicio del día, a las seis de la madrugada, desayuno, preparación de bolsa y en taxi los cuatro hacia Plaza de Colón. Empezaba a palparse el ambiente animado de la multitud, mucho frío para quitarse las prendas y empezar a calentar, así que nos situamos próximos a los camiones de guardarropía esperando que se aproximase la hora.
     Aquí surgió el primer contratiempo de lo que se ha atribuido como desastrosa organización, solo doce camiones para albergar las mochilas de 22.000 personas, y un sistema lento donde el corredor mostraba su dorsal, le ponían un adhesivo numerado y otro igual para una bolsa de plástico blanca que habían entregado en la feria junto al dorsal, lento y absurdo, y de fácil resolución si hubiesen añadido el adhesivo junto al sobre con el dorsal. Por lo tanto camiones con sus voluntarios desbordados, colas de centenares de metros y menos de veinte minutos para dar la salida. Al estar cerca y viendo lo que se preveía pudimos con un poco de picaresca deshacernos de nuestras pertenencias a tiempo y correr hacía los cajones de salida. Adivinamos y después comprobamos que centenares de corredores no pudieron entregar su bolsa ni tomar la salida a tiempo.  
     El sistema de los cajones era compartido con corredores de la media maratón y el 10 K, absurdo, pero el propósito era obvio, frente a nosotros y en lo alto un helicóptero se disponía a sacar la imágen con casi 23.000 corredores que servirá para promocionar la candidatura de Madrid 2020. Hecha la foto, minuto de silencio de rigor por las víctimas del atentado de Boston y sonora pitada a la alcaldesa de Madrid, tomamos la salida entre la multitud, una masa de gente que nos acompañaría hasta el km 16 donde quedaríamos solo los atletas del Maratón.
    Sobre el km 9´5 aproximadamente sabíamos que estarían nuestras familias animando, al paso por ese punto, la emoción se hace notar, empiezas a asimilar las horas de carrera que te quedan y la nostalgia de ver a los tuyos de alenta hacía la meta. Parada de rigor, beso y saludo y seguimos la marcha.
     Por aquel entonces ya íbamos solos Hassan y yo, Raúl y Lucio habían quedado algo más rezagados, debido a la multitud desde el km 6 ya era imposible adivinar a que distancia se encontraban, dicha aglomeración de gente te impedía avanzar al ritmo que deseabas, así que tocaba dejarte llevar entre la gente.   
Por el km 17, Hassan me advertía de unas molestias en la rodilla que le impedían mantener el ritmo, por aquel entonces sobre 5 min/km, por lo que reducimos ligeramente la marcha, yo por mi parte sentía unas molestias en el estómago que estuvieron acompañándome desde el inicio, me urgía un servicio y nunca me había visto en aquella situación en carrera.  
     Aprovechando que en el km 20 Hassan tuvo que pararse por el dolor que le infringía la rodilla aproveche para entrar en un bar e ir al baño, unos minutos de rigor y como nuevo me incorporo al pelotón, del que una vez aliviado me encuentro con más ganas que nunca… A los pocos metros me uno de nuevo a la compañía de Hassan, compañía de duraría escasamente un km al tener que volver a parar este su marcha, me quedo con él por unos instantes, hasta que decidimos continuar por separado, por   aquel entonces todavía quedaban unos 20 km, le deseo suerte e inicio la carrera a un ritmo cómodo, pese a saber que todavía quedaba la parte más dura de la prueba con largas cuestas hacía la meta. Por aquel entonces accedemos al interior de la casa de campo, mi ritmo estaba por debajo de 5:.00 min/km, podía dar más de sí, pero me asustaban los consejos que me habían dado sobre los últimos kms de la Castellana.
     A la salida de la casa de campo, una cuesta prominente hace andar a muchos corredores, unido con la gente que allí animaba que cerraban la vía, dificultaba poder subirla con comodidad, otros espectadores salían al paso para animar a los suyos o correr junto a ellos, la gran mayoría de veces sin mirar si entorpecían o sometían el paso de otros corredores, así que buscando huecos y casi empujando a la multitud pude salir de allí.
     Últimos kms y de subida. Sabía que estaba cerca y me encontraba de lo más fresco, aumente el ritmo pensando en bajar marca personal (3:49:11 en Valencia 2012), que lástima el tiempo perdido durante la primera parte de la carrera, hubiese bordado la carrera.   

     Últimos metros y entrada a meta, posición 3.907, con un tiempo de 3h 41 min 02 seg, a un ritmo medio de 5:14 min/km, ¡¡¡RETO CONSEGUIDO!!! .
     Por fin una vez la medalla en mi poder toca reponer fuerzas, me dirijo hacía el avituallamiento de meta, donde existe una cola interminable, ¡increíble!, me tengo que acercar para comprobar si se trata del lugar donde supuestamente nos tienen que dar líquidos y algo de sólido o es una oficina del INEM… La gente descompuesta por el cansancio, protegidos del frío con un recorte de plástico que apenas te cubría la espalda y una grotesca mujer empujando y gritando a los corredores para que formasen la cola en formación de uno. Yo al igual que otros tantos desistí de semejante espectáculo, colas que después a través de los foros hablaban de 45 minutos de espera, total para recoger un zumo, un plátano y una bolsa de frutos secos, la cual te daban sin una bolsa o demás para poder depositarla, viéndose a la gente hacer malabarismos para sujetar dichos objetos, el agua y la “manta” de plástico.
     Me voy al guardarropía, donde recoger al menos mi ropa de abrigo, otro desconcierto, bolsas con nuestras pertenencias tiradas por el suelo, sin dueño alguno ni etiqueta, solicito mi número el cual correspondía a mi dorsal, lo buscan dentro del camión, pero nadie me entrega nada ni se vuelven a dirigir a mí, lo vuelvo a solicitar a otro voluntario el cual obra del mismo modo, a la tercera vez y después de esperar un buen rato, me indican que busque mis pertenencias entre las bolsas que yacen sobre el suelo, me da la risa, como voy a adivinar cuál es la mía si son todas opacas y de misma forma y color, aún así la fortuna se apiada de mí, y como mis prendas a su vez se encontraba dentro de una bolsa gym back verde, cuyo color se apreciaba por una de las esquinas de la entregada por la organización, puedo hacerme con ella y abrigarme con mi chándal… otros no correrían la misma suerte en encontrar sus pertenencias tan rápidamente. 
Al rato entraron Lucio, posición 6.021, con 3:57:18 a 5:39 min/km y Raúl, 7.993, en 4.16:40 a 5:44 min/km , unos minutos después Hassan, posición 9.418 en 4:38:57 min/km.
En total fueron 10.462 finisher, 10.000 más que el año pasado. El vencedor absoluto fue el keniata Francis Kiprop con un tiempo de 2:10:37, logrando la mejor marca de la historia de esta prueba. En la categoría femenina se ha impuesto la española Vanessa Veiga después de un ajustadísimo final con un tiempo de 2 horas, 36 minutos y 38 segundos. La pontevedresa adelantó a la etíope Desta Girma Tadesse, vencedora en 2010 y 2011, a 50 metros de la llegada. Desde que Josefa Cruz ganó la prueba en 1998, ninguna atleta española había conseguido la victoria, enhorabuena a Vanessa.

Además de los incidentes ocurridos en el guardarropía, y aquellas colas interminables para todo, el frío fue el gran protagonista, provocado numerosas hipotermias sobre todo en los atletas de élite, menos acostumbrados a las bajas temperaturas.
Por nuestra parte, una vez finalizado todo y recibidos en el hotel por nuestras familiar, breve paseo por Madrid, el tiempo no acompañaba a mucho, y el lunes de mañana regreso a casa. En resumen, carrera bella por emblemático recorrido, buen trabajo de los voluntarios, desastrosa organización, lo de los grupos musicales dispersados por escenarios durante el recorrido ni le aporta ni le restan nada a la carrera, parece mentira que lleven 31 años dirigiéndola, y pobre, muy pobre la bolsa del corredor… volvemos a darnos cuenta que esto del running se ha convertido en un negocio para algunos. 

     Al día siguiente en Vinilo FM, el director de MAPOMA, Pedro Rumbao, sería entrevistado echando balones fuera, como siempre y según él la culpa de corredor, en el guardarropía por no haberla entregado antes, en las colas del avituallamiento de meta porque según este algunos corredores parece que van de compras por lo que tardan en coger los sólidos, y lo de las medallas, las cuales a partir de las cinco horas se agotaron, quedándose más de 1.500 finisher sin ella, culpa de haber corrido la misma cantidad de gente con dorsales del pasado año y otros fotocopiados, falso todo ello, pues mis propios ojos veían como le daban medalla a los acompañantes, hijos y demás que entraban a meta alentando al corredor, sin comprobar si tenían o no dorsal, falta de previsión de las medallas que tenían.
     Esta, como diría un buen amigo, ya no nos la cuentan, ahora un descanso y a preparar seguramente la de Castellón.

2 comentarios:

  1. Enhorabona!! Jo he fet 2 vegades la de Castelló i et puc assegurar, pel que has relatat, que et semblarà un hotel de 5 estreles, en comparació amb la de Madrid. Avituallaments amb isotònica, gels i fruita cada 5 km, patinadors amb reflex, pizza a l'arribada, menys participants... Guarde molt bon record de Castelló i no vaig trobar cap inconvenient.

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    1. Este any segur que pare per Castelló, m´han parlat molt bé d´ella, a vorer si tenim sort i ens podem coneixer i xarrem.

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